viernes, 23 de septiembre de 2011

Acerca de "la condición universal de la inferioridad de las mujeres"

Los primeros estudios feministas, desde Simone de Beauvoir y, sobre todo, los estudios realizados a partir de la década de 1960, buscaban el origen de la posición subordinada de la mujer. Partiendo de la evidencia de la subordinación de la mujer en la sociedad occidental, los estudios feministas buscaron en la antropología y el psicoanálisis los elementos necesarios para su interpretación. El análisis de las etnografías a través del filtro feminista evidenció que la situación de subordinación de la mujer es una condición universal: en todo tiempo, en todo lugar y en todo grupo social la mujer se halla en situación de inferioridad respecto del hombre.

Una aportación para comprender el por qué de esa situación universal de inferioridad podría venir dada por un elemento que posee también la condición de universal. Los humanos se diferencian en múltiples aspectos, su inteligencia, su habilidad manual, su fuerza, sus instintos, sus deseos. En todo grupo humano, en toda sociedad humana los individuos luchan por el poder, el poder permite un grado superior de supervivencia. La estratificación social que puede observarse en cualquier grupo humano, dominada por aquellos que son capaces de imponer su superioridad, es el elemento que, unido a la diferenciación de género, puede dar cuenta de la universalidad de la distribución jerárquica de los sexos que sitúa a la mujer en un plano inferior respecto del varón.

Víctor Turner en La selva de los símbolos describe la clasificación ritual de los colores. Concluye que «El simbolismo del color no tiene connotaciones directamente sexuales, aunque en situaciones específicas el rojo y el blanco pueden representar la oposición de los sexos.». Sin embargo, en ningún momento he percibido que esa oposición dicotómica entre sexos implique una jerarquía, es decir, no se desprende que lo blanco sea mejor que lo rojo ni cuando lo blanco se asocia a lo masculino y lo rojo a lo femenino ni viceversa.

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